Un libro de Daniel Handler, con ilustraciones de Maira Kalman.
Me cae bien, Min, aunque a veces resulte agotadora. El caso es que me recuerda a mi a su edad. Yo también guardaba cualquier objeto que pudiera recordarme al chico que me gustaba, por inútil que fuera; incluso copiaba en mi carpeta de apuntes las frases que consideraba importantes, para que no se me olvidaran nunca. Claro que en esa época no había Facebook, ni Twiter.
Y por eso rompimos es la historia de un desengaño amoroso, válido para cualquier edad, porque sigue las mismas pautas, da igual que los protagonistas tengan dieciséis o treintaiseis años. Una de esas parejas por las que nadie apostaría nunca. Ella es especial, diferente, “bohemia”. Adora el cine y siempre compara su vida con alguna película. (Todas inventadas por Daniel Handler, madre mía, qué enorme esfuerzo) . Él es el deportista triunfador, guapo y ligón, que de pronto se ve atraído por su polo opuesto. El caso es que la cosa no funciona.
Ed le rompe el corazón a Min, y ésta le devuelve todos sus recuerdos dentro de una caja, con una carta larguísima en la que va desgranando, objeto a objeto, su corto romance adolescente desde la noche que se conocieron, hasta el día que rompieron. Cada capítulo una pieza, una entrada para el cine, una caja de cerillas vacía, una foto, una botella de licor, que se acompañan de un pedazo de historia y una ilustración de Maira Kalman.
No es un libro exclusivamente adolescente, puesto que la historia es universal, sin embargo, me cuesta imaginar a mis amigas, las que me mandan por whatsapp chistes y vídeos (¡no me mandéis vídeos, que me “petáis” el iPhone!), leyendo este libro, sólo porque se trata de una pareja de chavales de instituto. Pero deberían, porque iban a pasar un rato realmente agradable. Y seguro que iban a coincidir conmigo en que el amigo inseparable es un amor.