La Sombra de la noche, de Deborah Harkness.

Para mi siempre es muy difícil hablar de un libro que es una continuación, sin caer en el «spoiler». ¿Y si quien lee mi reseña no ha leído el anterior? Le voy a fastidiar la historia ¿no?

El descubrimiento de las brujas, del que ya os hablé hace tiempo (si pasas el ratón encima del título, puedes ir a la reseña que escribí en su día) me gustó bastante. Otra vez un vampiro romántico y autoritario que se enamora de una mujer de diferente condición (en este caso una bruja) y las aventuras que viven para encontrar un antiguo libro embrujado, me tuvieron con los ojos sobre las páginas del libro hasta que lo acabé.

¿Os he dicho ya que odio esperar? No soporto acabar un libro y que el siguiente no se haya publicado aún. Porque me veo obligada a releerlo cuando publican el siguiente tomo de la colección.

Y ahora estoy leyendo La Sombra de la noche, en la cual Mattew y Diana continuan sus aventuras esta vez en otra época. No digo más.

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Pero estos días me ha pasado algo curioso. Algunos personajes nuevos viven en Sevilla (la tierra de gran parte de mi familia) y se apellidan Gonçalves. Se me ocurrió comentar en Twitter que eso era un apellido bien poco sevillano, y cual fue mi sorpresa, cuando a la mañana siguiente me encuentro con una respuesta, en perfecto castellano de la mismísima Deborah Harkness. Durante un par de días hemos «debatido» acerca de la idoneidad de haber utilizado el apellido en portugués o haberlo «españolizado».

Así que a pesar de que el libro no me estaba enganchando tanto como el anterior, este intercambio de tuits hizo que recuperara inmediatamente el interés, por la novela. Y que además haya decidido lo que casi nunca hago, hablar de un segundo libro. Y además recomendároslo. Al principio cuesta, pero merece la pena.