Killers: Mi marido es un espía y yo no lo sabía

Qué mejor manera de pasar un rato en este caluroso verano que visitar la maravillosa Costa Azul.

Jen es una informática, un poco friki, que para superar la ruptura con su novio se va de vacaciones a Niza con sus padres, los Kornfeldt, una pareja adinerada, ella la típica americana madura, que últimamente nos presentan siempre con una copa en la mano y él un sobreprotector y autoritario piloto.

En el hotel conoce a Spencer, un asesino de la CIA, harto de su trabajo, que, literalmente afirma, mataría por tener una vida normal. En Jen ve esa vida que querría tener, y decide dejarlo todo para casarse con ella y formar una familia en un barrio tranquilo, en el que conocer a los vecinos. Todo ello siempre con la constante interferencia de los padres de ella.

Tres años más tarde, su sueño se ha cumplido. Ha montado un negocio de construcción, viven felices en su casa con jardín y su mayor problema es si los vecinos han levantado su valla en los límites de su propiedad. Pero un pasado como el suyo es difícil de dejar atrás.

Un día su antiguo jefe aparece, y, de la noche a la mañana y sin saber muy bien porqué, descubre que han puesto precio a su cabeza, (nada menos que 20 millones de dólares) y que las personas que le rodean, sus amigos, sus compañeros, sus vecinos no son lo que aparentaban ser. Y por su puesto su mujer se entera de su pasado. Así que juntos deberán sacar adelante su matrimonio entre balas, cuchillos, explosiones y persecuciones.

He leído en alguna parte que calificaban a Katherine Heigl como la nueva reina de la comedia romántica, (yo no puedo evitar verla y pensar en todo lo que lloré con aquel viaje en ascensor en la serie que la dio a conocer) y no es mala la química que tiene con Ashton Kutcher, y eso que, aunque nacieron el mismo año, en ocasiones ella parece mucho mayor que él. (Algo que nunca me ha llamado la atención con su mujer en la vida real). Tom Selleck y Catherine O’Hara (la madre olvidadiza de Macaulay Culkin, ¿la recuerdan?) encarnan a los padres de ella él piloto y ex-marine serio y dominante y la madre “borrachina”, por ser benévolos, que pone un punto de humor en la historia. (¿Porqué estarán tan de moda ahora estos personajes, como la Señora Hewett de Match Point, o la madre del profesor Schuester de Glee?)

En resumen, una entretenida película sin pretensiones para ver en estas tardes o noches veraniegas