Hanna tiene quince años, y no tiene Instagram, ni Tik-Tok, ni Netflix, ni siquiera tiene móvil. Hanna vive en un bosque de Polonia, rodeada de árboles y nieve, completamente aislada, excepto la compañía de Erik, que la rescató de un misterioso centro en Rumanía, cuando era un bebé, y la ha criado y adiestrado para ser absolutamente letal, y la mantiene protegida. Pero da igual que tengan o no redes sociales. Los adolescentes son siempre rebeldes. Y Hanna quiere investigar qué hay más allá del bosque. Lo cual, lógicamente, va a ser un error. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la CIA lleva años tras su pista.
Joel Kinnaman es un buen motivo para ver, al menos, la primera temporada. Está en Amazon Prime Video.
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