Tres eran tres

…las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena. ¿Os acordáis? Hoy os voy a hablar de una serie en la que el tres es un número importante. Una serie, que, esta misma semana, ha sido renovada para una segunda y una tercera temporadas. Que ha estado nominada a varios Globos de Oro. Y que el próximo día 2 de febrero podréis empezar a ver en FoxLife.

Veamos. Todo empieza con cuatro personas que cumplen años el mismo día. Por una vez el tres no es el leit motiv, pero pronto descubriremos porqué. Al primero que vamos a conocer es a Jack, interpretado por Milo Ventimiglia (el chico malo de las Chicas Gilmore). Su mujer Rebecca (Mandy Moore) está embarazada de trillizos, y está a puntito de dar a luz. Es más, se va a poner de parto justo hoy, aunque le falten varias semanas para salir de cuentas; así sus tres hijos nacerán el mismo día que su padre. Bonita fecha para compartir.

El segundo personaje que vamos a conocer es Randall (Sterling K. Brown), un exitoso ejecutivo afroamericano, casado y con dos hijas, que vive en un lujoso barrio. Todo parece perfecto. Sin embargo, Randall, que es adoptado, lleva años buscando a su padre biológico, que le abandonó en la puerta de un parque de bomberos el día que nació. Y lo va a encontrar justo el día de su cumpleaños.

Mientras, conoceremos a Kevin. Kevin (Justin Hartley) es actor, y protagoniza una sit-com. Es guapo, pero no demasiado listo. Y está harto de su papel de niñero sexy, que la gente adora. Así que, el día de su cumpleaños, cuando está grabando una escena con uno de los reyes de las sit-com, Alan Thicke (¿os acordáis de él? Era el padre adoptivo de Leonardo DiCaprio en su primer papel y fallecería pocos días después de la emisión de este episodio), sufre un ataque de ansiedad-crisis personal y decide dejar la serie, delante del público, que por supuesto graba todo. En nada, la crisis nerviosa de Kevin será viral.

La única persona que, de verdad, entiende a Kevin es su melliza, Kate, (Chrissy Metz) que además es su asistente personal. Aunque ella tampoco se encuentra en su mejor momento. Y es que Kate está gorda (no me pidáis que utilice eufemismos). Ella lo intenta. Hace dieta, algo de ejercicio, va a terapia… Pero los años pasan, y ella se siente mayor. Y gorda.

Pero volvamos a Jack y Rebecca, porque parece que las cosas no van bien. Uno de los bebés está teniendo dificultades para nacer. La vida de la madre está en peligro. El médico les dice que se preparen para lo peor. Y, efectivamente, uno de los bebés fallece, lo cual resulta un terrible golpe para los dos.

Cuando Jack va al nido a conocer a sus dos hijos, descubre a un pequeñín que ha sido abandonado en la puerta de un parque de bomberos. Así que, finalmente, los Pearson saldrán del hospital con tres bebés como estaba planeado, aunque no sean exactamente los tres bebés que ellos previeron.

Sí, lo habéis adivinado (aunque os haya spoileado el primer episodio de la serie), las historias que vamos a conocer, en realidad son dos. Una es la de la infancia y adolescencia de los tres hermanos con sus padres, en los años ochenta, y las dificultades que conlleva criar a trillizos, con el handicap añadido de que uno de ellos sea de distinta raza.

La otra es la vida de aquellos niños de adultos, en nuestros días, y de cómo esa época ha afectado a sus vidas y sus relaciones entre ellos, y con el resto del mundo.

Espero que la disfrutéis.

Publicado en Tribuna de Ávila