Este libro (para adolescentes) no lo he leído

Me encanta leer. Desde muy pequeña. Entre los once y los doce años acabé con todas las novelas de Agatha Christie. A lo largo de mi vida he leído desde Pearl S. Buck a Kafka, pasando por Jardiel Poncela o Stephen King. Y, por supuesto, mi añorado Terry Pratchett, al que, un día, prometo, dedicaré un post para él solito.

Es curioso que con diecisiete años estuviera leyendo La Metamorfosis y con muchos más de treinta descubriera que lo que de verdad me gusta, es el género que los americanos denominan «Young Adult». Todo empezó con la saga Crepúsculo. En serio. Cuando digo que la historia de Edward Cullen me cambió la vida, la gente me mira como si estuviera loca. Pero el caso, es que gracias a Stephenie Meyer descubrí un nuevo género literario (aunque muchos no consideran a este tipo de libros literatura), y, lo más importante, me lancé a leer en inglés. Y es que cuando terminé Amanecer, sentía la necesidad de volver a empezar todo desde el principio; pero me daba vergüenza, nunca había estado tan obsesionada con un(os) libro(s). Así que se me ocurrió que era una buena excusa leerlo en «versión original». Luego ya perdí la vergüenza y las siguientes veinte veces que los he leído, ha sido siempre en inglés.

Desde que me enganché a estos libros, casi todos de fantasía con mayor o menor grado de romance, han ido cayendo sagas una detrás de otra. Los Juegos del Hambre, Divergente, Cazadores de Sombras, Oscuros, Hermosas Criaturas, Hush-Hush, Hija de Humo y Hueso, All Souls, Memorias de Idhún, y, por supuesto, la reina de las sagas de la categoría, Harry Potter (tres veces). Pero, claramente, no doy abasto. No me lo tengáis en cuenta, pero tengo en «pendientes» un montón de libros que esperan ser leídos, y algunos de ellos han sido adaptados al cine o la televisión, como Percy Jackson, mi próximo objetivo.

Claro que el hecho de no haber leído ciertos libros cuenta con la ventaja de no «sufrir» pensando si las adaptaciones serán buenas o malas. Solo me importa el resultado. Como es el caso de la serie y la película de las que os voy a hablar hoy.

Los 100.

La trilogía de Kass Morgan fue adquirida por CW (el canal que produce algunas de mis series favoritas) antes incluso de haberse publicado. Nos lleva, otra vez, a un futuro distópico y apocalíptico, cien años después de que la radiación provocada por una guerra nuclear devastara y convirtiera en inhabitable nuestro planeta. La raza humana se limita a los descendientes de los pocos habitantes que en ese momento ocupaban distintas estaciones espaciales, y que, reunidas y acopladas fuera de la atmósfera, se han convertido en el último reducto de la humanidad.

Pero los años pasan, las familias crecen (a pesar de la política de un solo hijo), y el espacio y el oxigeno empiezan a escasear. Los métodos empleados hasta el momento para controlar la población empiezan a no ser suficientes. Hay que hacer hueco, y para ello, se utilizarán métodos, «algo» radicales, consistentes en «eliminar» a cualquiera que cometa un delito, por pequeño que sea, siempre que el delincuente sea mayor de edad. Pero los menores no se libran. Habrán de aguardar encarcelados hasta cumplir la edad, momento en que serán «eliminados» también.

Pero no es suficiente, y hay que encontrar una solución, porque a este ritmo de crecimiento y consumo de oxígeno, pronto habrán muerto todos. Así que el equipo de gobierno (que incluye a Isaiah Washington, el inolvidable Preston Burke de Anatomía de Grey, y a Henry Ian Cusick, aquel Desmond Hume de Perdidos) va a tomar una decisión descabellada. Van a elegir cien chicos de los que aguardan a ser mayores de edad para cumplir su condena, y les van a enviar (bien monitorizados) a la Tierra. Si la radiación en el planeta permite que ya sea habitable, servirán como avanzadilla, si no es así… Bueno, se habrán deshecho de cien cabezas.

Pero, ¿a quién se le ocurre mandar a cien adolescentes, rebeldes por naturaleza, (y delincuentes en mayor o menor medida), así, sin supervisión adulta, y creer que harán lo que se espera de ellos? ¿La primera «travesura»? Cortar las comunicaciones. Así que la Tierra va a resultar habitable. La Tierra va a resultar (incluso) habitada. Pero allí arriba no lo saben.

Chicos (guapos), chicas (guapas), hormonas, rebeldía, libertad, aventuras, peligros… Elementos imprescindibles para una serie, eminentemente juvenil. Actualmente, se emiten en SyFy (en plataformas digitales) las dos primeras temporadas, y en enero se estrena la tercera en USA.

Ciudades de papel.

El otro día la oficina de prensa de 20th Century Fox en España me preguntó si quería ver la película, (para escribir sobre ella en mi blog, presumiblemente bien,) y me envió un código para verla o descargarla de iTunes. No suele gustarme hablar de lo que me piden que hable, sino de lo que me apetece. No busco hablar de la serie de moda, si no de aquello que disfruto viendo. Y eso que, últimamente, parece que mi instinto me guía bien. Escribo acerca de Agentes de SHIELD o Sobrenatural, (mi serie favorita), y resulta que en Energy deciden emitirlas non-stop (no es que tenga queja, más bien al contrario; pero mi marido me ha dicho que no me preocupe, que en las próximas elecciones piensa votar a los Winchester; creo que empieza a estar harto de encender la tele y encontrárselos) o se publica mi post sobre Cazadores de Sombras, justo el día después de que lo programe TVE.

El caso es que me parecía bien tener el detalle con la distribuidora de los DVD de Star Wars o de las películas de James Bond, aunque, después de hoy, igual me retiran el saludo. Y bien es cierto que sentía curiosidad por John Green; no he leído ni visto (ni he leído ni veré en un futuro próximo) Bajo la Misma Estrella (y ya que estamos, confieso que tampoco he visto Titanic ni el Diario de Noa). No me van los dramones. Pero había leído que esta historia era algo más «light» así decidí darle una oportunidad. Gran error.

Empecemos por el principio. La descarga en iTunes no fue complicada, (además, en el mail que me mandaron de Fox venía todo muy bien explicado.) El problema era ver la película. Por algún motivo, ni mi ordenador, ni mi reproductor de Bluray-SmartTV me dejaban ver el archivo. Justo cuando estaba a punto de tirar la toalla descubrí que en el iPhone sí podía verla, aunque online. Con la de problemas que me da siempre el wi-fi en casa. Cada diez minutos perdía la conexión, y, otra vez, estuve a punto de abandonar, pero había dado mi palabra, y tenía que verla.

La historia no me dice nada. A veces recuerda a Las Ventajas de Ser un Marginado, pero sin Emma Watson. Margo es una niña mona (Cara Delevingne), que se dedica a hacer el idiota con su vida, y que tiene enamorado al vecino feúcho, que es un buen chico, estudioso, responsable y formal (sí ya sé que suena aburrido, pero es que soy madre de un adolescente; Quentin es el hijo ideal) que deberá decidir si él también quiere a tirar su vida a la basura. No cuento más, que no quiero fastidiaros el final, si es que os decidís a verla. Cada uno hace con su tiempo libre lo que quiere, oiga. ¿Lo mejor de la película? El cameo de Ansel Elgort (el protagonista de Bajo la Misma Estrella).

No sé si la historia pretende tener mensaje; yo no lo he encontrado. Supongo que, por muy adolescente que me sienta, no dejo de ser una madre «cuarentañera». Solo espero que mi hijo o mis sobrinos nunca encuentren una Margo en su camino. Igual es bueno que los chicos vean la película y aprendan la lección.

Puede verse el trailer en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/embed/1xB_rjYue-k

Publicado en Tribuna de Ávila