Los cazadores de sombras

Ya os contaba el otro día mi conflicto con las adaptaciones de libros al cine.  Según empieza la peli basada en alguno de esos que, realmente, me han gustado, yo voy recitando eso de «la adaptación no puede ser idéntica al libro, la adaptación no puede ser idéntica al libro» a modo de mantra dentro de mi cabeza.

Entiendo que siempre tiene que haber licencias cinematográficas, pero no me explico qué satisfacción encuentran los guionistas en cambiar personajes, eliminar sucesos o modificar caracteres hasta hacerlos prácticamente irreconocibles. Y no. Plantar un diálogo completo, entresacado de las páginas, muchas veces en un contexto completamente diferente, no es suficiente.

Vamos a ver. Si un libro ha llegado a tener la trascendencia de ser convertido en guión, es, casi siempre, gracias a los fans y al movimiento que generan. ¿Por qué soliviantarlos entonces? ¿No entienden que los primeros que van a ir al cine van a ser ellos? ¿Y qué irán no una, si no varias veces? ¿Y la recomendarán a todo el mundo? ¿Y se comprarán el DVD? Nunca desestimes el poder de un fandom.

De acuerdo, que en algunas ocasiones se conseguirán nuevos seguidores, que se habrán enganchado a las películas, sin haber leído una sola línea, como en el caso de Crepúsculo o Los Juegos del Hambre, pero habrá otras en que la película no gustará al público;  a los fans porque no les llega una historia que no es la suya, y al resto porque, simplemente, no les llega. Es el caso de adaptaciones de sagas que no pasaron del primer libro, como Hermosas Criaturas (la peor adaptación de cuantas he visto, y he visto unas cuantas), o la que nos ocupa hoy, la saga de los Mortal Instruments, o Cazadores de Sombras, de Cassandra Clare.

Cassandra Clare es afortunada. A pesar de que la película basada en el libro Ciudad de Hueso, protagonizada por Lily Collins (la Blancanieves de Julia Roberts) como Clary, Jamie Campbell-Bower (uno de los Vulturi de la Saga Crepúsculo) como Jace, Jonathan Rhys Meyers (Dracula o Enrique VIII) como Valentine, y Lena Headey (la mismísima Cersei Lannister), como Jocelyn, fue un desastre de taquilla, la misma productora y el canal ABC family (o como se llame ahora) han desarrollado Shadowhunters, (Cazadores de sombras en español) una serie basada en sus novelas, que vuelve a empezar de cero, y que se estrenará en enero en Estados Unidos. A saber cuándo llega aquí.

No quiero adelantar acontecimientos, pero, me temo que hayan caído en los mismos errores. Lo poco que he podido intuir, a través del trailer, parece indicar que vuelven a cambiar (demasiado) la historia y el cast desconocido (no se repite el de la película) me vuelve a parecer poco adecuado, aunque uno de los actores nunca me decepciona; se trata de Harry Shum Jr,  que interpreta a Magnus Bane y que me encanta desde su época en Glee. (Algún día voy a tener que hablaros de Glee, ahora que ya están las seis temporadas a la venta.) Por él y por la magnífica historia le daré (seguro que más de) una oportunidad a la serie. Por cierto, otra serie sobre ángeles. De esto también deberíamos hablar.

La Historia comienza con la pelirroja y sobreprotegida Clary Fray y su mejor amigo Simon, ambos adolescentes, que se encuentran una noche de verano en una discoteca en Nueva York, donde ella ve a un grupo de chicos asesinar a otro. Clary espera conmoción, gente gritando, policía, caos…  Pero es que nadie ha visto nada. Literalmente. Ni siquiera Simon, que no sabe si creerla, aunque confía ciegamente en ella. Cosas del amor.

Clary sabe que no está loca, pero últimamente ve cosas extrañas, que nadie más ve o siente la sombra de recuerdos que nunca ha vivido. Pronto sabrá la razón. La verdad es que el chico asesinado no era exactamente humano. Y los que le mataron tampoco. Resultan ser un grupo de Neifilims, cumpliendo con su deber. ¿Nefilim? ¿Qué es un Neifilim?

Hace mil años el ángel Raziel mezcló su sangre con la de los humanos, creando una nueva raza mestiza de soldados que vive para proteger a los mundanos, (nosotros,  simples  e ignorantes mortales), de los demonios que nos rodean, de los que, por supuesto, no sabemos nada. Gracias a un intenso entrenamiento, físico y mental, y a las diferentes runas que tatúan en su piel o dibujan en cualquier objeto obtienen diferentes poderes, de curación, fuerza o invisibilidad. Como en aquella discoteca.

Entonces, si eran invisibles a los mundanos, ¿cómo es posible que Clary les viera? Ayudada por Simon y sus nuevos amigos los hermanos Lightwood, Simon y Clary van a descubrir un secreto que su madre y su “tío” Luke le han ocultado toda su vida.

Mientras desvela sus propios misterios, y los ajenos, Clary va a estrechar cada vez más su relación con Isabelle y Alec Lightwood y su hermano Jace Wayland. Jace es guapo, sexy y misterioso, como no podía ser menos, y fue adoptado por su actual familia cuando tenía diez años, después de ser testigo de cómo su padre era asesinado por Valentine, un carismático y radical nefilim que encabezó una revuelta que acabó en guerra civil, y al que todo el mundo cree muerto. Todo esto tuvo lugar en el hogar de los nefilim, un país del que los mundanos, lógicamente, no hemos oído nunca hablar, y cuya capital se llama (pásmense) Alicante.

Pero los acontecimientos se van sucediendo. A Nueva York están llegando demasiados demonios, la madre de Clary ha desaparecido, los Instrumentos Mortales, (las reliquias más sagradas y peligrosas que el Ángel legó a los nefilim), están en peligro, y con ellos toda la humanidad. Así que Clary, Simon, Jace, los Lightwood, Luke y Magnus (un atractivo y poderoso brujo gay), con la ayuda (o no), de vampiros, hombres-lobo, hadas, y otros seres fantásticos, van a tener que pasar por una serie de aventuras (también amorosas, por supuesto) para salvar al mundo. No deja de sorprender que la excesivamente puritana Stephenie Meyer recomendara estos libros, salpicados de relaciones prematrimoniales, homosexuales, e incluso, incestuosas. Acordaos de mi en el momento “Luke”, y no precisamente el del libro. Y hasta ahí puedo leer.

La historia va a transcurrir (de momento) a lo largo de tres trilogías, y un libro de historias cortas. La primera trilogía está formada por Ciudad de Hueso, Ciudad de Ceniza y Ciudad de Cristal, donde nos van presentando un nuevo universo, que, a la vista está, puede dar mucho juego.

Mi recomendación es leer a continuación Los orígenes, que transcurre en el Londres de la época victoriana, y que consta de El Ángel Mecánico, El Príncipe Mecánico y La Princesa Mecánica. No os dejéis engañar por el título. El hecho de que exista una precuela, no quiere decir que debáis leerla antes, si no queréis que os destripen todas las sorpresas. Es como si empiezas Star Wars por La Amenaza Fantasma, y no por el episodio IV.

La tercera trilogía comienza donde acabó el tercer libro, Ciudad de Cristal (parecía que no quedaba más por contar, puesto que tenía un final, aparentemente cerrado, pero, siempre puede haber más) y son Ciudad de los Ángeles Caídos, Ciudad de las Almas Perdidas y (supongo que) el último, Ciudad de Fuego Celestial.

Y para terminar, por el momento, (hay anunciada otra historia paralela más) tenemos un un spin-off, Las Crónicas de Magnus Bane, que tiene mucho que contar de lo vivido a lo largo de su interminable vida, y que acaba de salir a la venta. Y que yo ya he apuntado en mi carta a los Reyes Magos.

Pase lo que pase a partir de enero  con la serie, sí os puedo decir una cosa. Los libros son imprescindibles, (sobre todo la trilogía original) si os gusta la literatura «young adult» de fantasía y romance. Y hay mucho para leer. Y no lo olvidéis: Todas las leyendas son ciertas.

Por cierto, siento que el trailer esté en inglés.

Publicado en Tribuna de Ávila