Un universo diferente (segunda parte)

Hay muchísima gente en el mundo que ni conoce, ni le importa, la rivalidad entre Marvel y DC, las dos principales editoriales de cómics del mundo. Les gusta una serie o una película, y no les preocupa de dónde procede. Yo podría haber sido una de esas personas, pero me casé con un fan y coleccionista de Marvel.

Ya decía la semana pasada que prefiero (o prefería) los personajes de Marvel, salvo, por supuesto, el Superman de Christopher Reeve, del que todos nos enamoramos siendo niños.

Hasta que llegó él. Oliver Queen. O quizás sería más acertado decir Stephen Amell. (¿Os he dicho ya que es uno de mis tres «guapos» favoritos, junto a los protagonistas de Sobrenatural?) Él, con su físico y esa relación especial y única que mantiene, personalmente, con sus fans a través de las redes sociales, y Greg Berlanti  (creador, entre otras, de la encantadora Everwood) me han hecho ver los personajes de DC de otra manera. No puedo decir que lea sus cómics, pero, definitivamente, algunas de sus series me han enganchado.

 

 

ARROW y THE FLASH
La primera vez que vi un póster anunciando Arrow en Calle 13 en una parada de autobús, casi me la pego. Llegué a casa y programé la serie completa en el iPlus. En realidad solo quería saber de qué iba, y de dónde habían salido esos abdominales. Hace un par de años de eso, y definitivamente, se ha convertido en una de mis series favoritas.

Pero la serie me enganchó no sólo por Stephen Amell, que conste. Nos ponemos en situación: Oliver Queen es un niño mimado, guapo y forrado que se dedica a no hacer nada de provecho en su vida, excepto salir con su amigo Tommy Merlyn, también rico, también guapo y también inútil, a emborracharse y ligarse al mayor número de chicas posible.

Oficialmente tiene novia, Lauren Lance, hija de un policía de Starling City. Pero, además, está enrollado, entre otras, con Sara, la hermana de Lauren. Vamos el chico es una joya.

Cuando Lauren, ingenua ella, se pone a buscar piso para irse a vivir juntos, a él le entra el pánico. Así que aprovecha un viaje que su padre tiene que hacer a China, en su yate, y decide “poner tierra de por medio”. Y ya de paso se lleva a Sara, para que la escapadita sea más entretenida.

No cuenta con los elementos. Una terrible tormenta les sorprende en plena noche. El yate se hunde. Sara se ahoga. Solo consiguen escapar Oliver y su padre. Y este, a punto de morir, le encarga una misión: Acabar con una serie de personas que, junto a él, han estado planeando destruir su ciudad.


Oliver sobrevive al naufragio, pero se pasa los siguientes cinco años en una isla “desierta” pasando calamidades, y aprendiendo a convertirse en un arma letal y despiadada. Mientras, en casa, le han dado por muerto. Cuando por fin es rescatado de la isla y llevado de nuevo a su hogar, sólo tiene una idea en la cabeza, cumplir la misión que le encargó su padre.
Y así va a comenzar su cruzada, arco y flechas en mano, eliminando, uno por uno, todos los nombres de la lista que su padre apuntó en un pequeño cuaderno. Es un trabajo que pretende realizar solo, pero pronto descubrirá que necesita ayuda. Así John Diggle, su guardaespaldas, y Felicity Smoak, la informática de Industrias Queen, la empresa familiar, (personaje que solo estaba previsto que participara en un episodio, pero que se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la serie) formarán equipo con él, y le ayudarán a (intentar) mantener el secreto, que no pueden descubrir ni Tommy, ni Laurel, ni su hermana Thea, ni su madre, ni, ese menos que nadie, el detective Quentin Lance, el padre de Sara y Laurel, que odia a Oliver por lo que le pasó a su hija, y al vigilante enmascarado por ir dejando un reguero de cuerpos y flechas.


Poco a poco iremos conociendo el infierno por el que pasó Oliver durante sus cinco años fuera (pelucas incluidas), y viviendo sus aventuras (las amorosas también) y su transformación en «algo más»; se irán incorporando nuevos personajes, (madre mía, ¡qué cantidad de abdominales hay en esta serie!), y se perderán otros. O a lo mejor vuelven. O resucitan. O resulta que no estaban muertos. Por si acaso, no le cojáis demasiado cariño a ninguno.

Uno de esos personajes es un simpático CSI de Central City (¿os habéis fijado en ese empeño que tiene DC Cómics en cambiar los nombres de las ciudades? Gotham, Smallville, Starling City…), algo torpe, tímido, empollón e ingenuo (justo el extremo opuesto a Sebastian, el retorcido estelar estudiante gay de Glee, también interpretado por Grant Gustin), que busca a la ¿persona? que no sólo asesinó a su madre, cuando él era un niño, sino que inculpó a su padre. Pero cuando vuelve a casa después de ayudar al Team Arrow en una de sus investigaciones, (y de flirtear con Felicity) es alcanzado por un rayo, y queda en coma durante casi un año. Os presento a Barry Allen, alias The Flash.

Barry fue adoptado y criado por el policía encargado de la investigación del asesinato de su madre (y de encarcelar a su padre), viudo y padre de una niña de su misma edad. Barry quiere a Iris como una hermana. O a lo mejor no. Y tiene un ídolo, el profesor Harrison Wells,  responsable de la construcción de un acelerador de partículas que pretende cambiar el mundo.

Bueno, algo que sí que lo va a cambiar, porque, la noche de su puesta en marcha el acelerador estalla, generando una onda de energía que va a convertir a todas las personas a su paso (buenas o malas) en “metahumanos”, todos ellos con poderes especiales. Incluido Barry.

Para ayudarle a conocer y a utilizar sus nuevos poderes de súper-velocidad  y súper-curación, Barry va a contar con la ayuda de su ídolo, el profesor Wells, (ahora denostado y en una silla de ruedas por culpa de la explosión) y dos de sus antiguos empleados, Cisco Ramón y Caitlin Snow. Ellos y Joe West (el padre adoptivo de Barry) van a formar el equipo encargado de detener a los villanos metahumanos. Y cualquier otra amenaza que se cierna sobre sus cabezas.

Estas dos series y la próxima «Legends of Tomorrow» (todas ellas de Berlanti, que también es el creador de Supergirl, protagonizada por otra chica Glee, y que aún no he conseguido que me enganche) están interrelacionadas, y conviene verlas a la vez; la primera temporada de Flash a la vez que la tercera de Arrow. En USA es más fácil, puesto que las emite el mismo canal, pero aquí… Ya se sabe.

Arrow se programó en Antena 3, pero la cancelaron. Sin embargo en Calle 13 hacen un espectacular trabajo, con emisiones prácticamente simultáneas (solo una semana después de la original). También Antena 3 fue la encargada de traernos a The Flash a casa, pero con una programación completamente desquiciada. Y ahora se puede ver en TNT… Un lío. Siempre podéis tirar de DVD y programarlo a vuestro gusto.

No os dejéis engañar, el hecho de que estén protagonizadas por hombres guapos, no quiere decir que sea una serie (sólo) para chicas. Muy recomendables.

GOTHAM
Olvida todas las películas y series que has visto sobre Batman. Olvida todas las películas y series que has visto sobre superhéroes. Esto es otra cosa.

Imagina. Estamos en una época indefinida en el tiempo, en la que existen teléfonos móviles de última generación, pero aún se escribe a máquina. En una ciudad oscura, “gobernada” por dos mafiosos rivales, que tienen en su bolsillo, como suele suceder, a los máximos representantes del gobierno local. En esta ciudad tienen lugar dos acontecimientos prácticamente simultáneos. La llegada de un policía incorruptible, y el asesinato de un matrimonio delante de su hijo.

La ciudad se llama Gotham, el matrimonio son los Wayne, y el policía un tal Jim Gordon. Sí, son los mismos personajes, pero muchos años antes de que Batman existiera.

El agente Gordon se va a enfrentar a todos y a todo, empezando por su propio compañero, en su lucha contra el crimen en general, y, en particular, en la búsqueda de los asesinos que han dejado huérfano y solo en el mundo, excepto su fiel mayordomo, a un adolescente Bruce Wayne.

La galería de personajes incluye nombres bien conocidos por todos, como Oswald Cobblepot, (el Pingüino), un matoncillo trepa e inteligente, Selina Kyle, (Catwoman), una niña sin hogar, único testigo del asesinato de los Wayne, Edward Nygma, (Riddler), un extraño investigador forense, Pamela Isley, (Poison Ivy), otra niña de la calle, y otros tantos que se me escapan (al final tendré que leerme los cómics).

Pero ninguno de ellos es, aún, quien algún día será. Por el momento, componen la trama de este show de serie negra, al más clásico estilo.

Magnífico cast, necesito destacar, sin embargo, un personaje. Fish Mooney, interpretado por la maravillosa Jada Pinkett Smith. Acostumbrados a verla del brazo de su marido, pocas veces hemos reparado en que puede ser una magnífica actriz, que consigue un personaje verdaderamente irrepetible.

Serie oscura y original, se emite en Canal + (¿se sigue llamando así?). Especialmente recomendada para amantes de los cómics y del género policíaco.

Publicado en Tribuna de Ávila