Artes Marciales

¿Os gustó Tigre y Dragón? ¿Sois fans de las películas de artes marciales al estilo moderno, de esas en las que caminan por las paredes, y pelean en las copas de los árboles, como si nada? ¿Os gustan los futuros distópicos? Entonces Into the Badlands es vuestra serie.

Todos estos futuros distópicos nos muestran sociedades reordenadas tras una gran crisis o hecatombe. En Divergente, todas las facciones convivían en una misma ciudad, aunque no tenían más contacto del necesario, y cada una de ellas se encargaba de una de las funciones esenciales de la sociedad (la enseñanza, el cuidado de enfermos, la defensa). En Los Juegos del Hambre, los distritos están completamente separados entre sí, y cada uno de ellos se encarga de la producción de uno de los productos imprescindibles (agricultura, minería, pesca).

En Into the Badlands, la sociedad es feudal. Cada señor o Barón también tiene a su cargo un monopolio diferente. Y, por supuesto, cada uno de ellos tiene un pequeño ejército, (los únicos que tienen permitido portar armas).

Nuestro protagonista es Sunny, uno de los soldados de confianza del Barón de Badlands. Como todos los miembros de su ejército, fue recogido siendo un niño, y entrenado para convertirse en un arma letal (y lo es, si tenemos en cuenta la cantidad de marcas tatuadas en su espalda, una por muerte). No está mal, si tienes en cuenta que la otra opción que le quedaba era trabajar como esclavo en el cultivo del opio. Interesante monopolio.

Sunshine (que es como le llama su maestro), viaja en moto, (una de las pocas concesiones a la modernidad, o quizás debería decirse antigüedad, en un ambiente que parece sacado del oriente de hace varios siglos). En uno de sus viajes se va a topar con un chico un tanto especial. Por un lado, lleva colgado un medallón con un dibujo exacto al que llevaba él cuando fue recogido. Por otro tiene un poder especial. Cuando se corta y sangra, se convierte en un ser letal de ojos negros. Menos mal que en seguida se desmaya, y cuando despierta vuelve a ser un chico normal que no recuerda nada.

Sunny va a tomar a M.K. bajo su tutela, y a convertirlo en su aprendiz. A pesar de su inmejorable status en la jerarquía del Barón, él lo que quiere es huir con su novia secreta (que acaba de decirle que está embarazada), y el chico parece que sabe como llegar a una tierra lejana, de donde (todo indica) que provienen ambos.

El problema está en que el Barón (no se lo va a poner fácil) y además no está precisamente en su mejor momento. Y eso que está a punto de tomar su segunda esposa. La primera no está demasiado feliz por ello, las razones son obvias. Y su hijo, tampoco; y es que su futura madrastra, es, no sólo de su edad, sino que, además, es su amante. La verdad es que Ryder, el heredero del barón, no tiene demasiado cariño por su padre, y se lo va a acabar por demostrar.

Pero, como os decía, en ese clima de felicidad pre-boda, hay oscuros nubarrones en el horizonte. Por un lado, Quinn está gravemente enfermo, algo que no quiere que nadie descubra, puesto que minaría su autoridad, muy en entredicho últimamente, puesto que algunos de los otros barones, encabezados por La Viuda (lo siento, aquí no hay barones y “baronas», todos se llaman igual), dueña del monopolio del combustible, que se quiere cargar a Queen, (con la inestimable ayuda de su ejército de “Hijas”) y apoderarse del cultivo de opio.

Todo ello aderezado con luchas coreografiadas (por Ku Huen-Chiu), grabadas a cámara lenta, y muy violentas. No en vano es una serie de AMC, el canal responsable de The Walking Dead, Preacher, Better Call Saul, y la próxima The Son, la esperadísima (al menos por mi) vuelta de Remington Steele y el mejor James Bond (Pierce Brosnan) a la pequeña pantalla.

Actores no demasiado conocidos, el tema principal está compuesto por Mike Shinoda de Linkin Park, se encuentra en su segunda temporada, que se emite casi simultáneamente en España, en el canal AMC.

Publicado en Tribuna de Ávila