En el país de las hadas

«Durante siglos, la Tierra de las Hadas era un lugar de mito y leyenda. Hasta que los hombres llegaron y lucharon por controlar sus riquezas. Hace siete años, esta gran guerra terminó, cuando la República del Burgo se retiró, abandonando a las hadas al puño de hierro de sus rivales, el Pacto. Ahora, la Tierra de las Hadas es un infierno del que desean escapar.” Así comienza una de las mejores series que podéis encontrar en este momento en la maraña de plataformas televisivas que nos invade. Carnival Row.

Una historia original (en todos los sentidos), protagonizada excepcionalmente por Orlando Bloom (más guapo y mejor actor que nunca) y Cara Delevingne. Ambientada en una época y lugar imaginarios (que bien podría ser el Londres del siglo XIX, por las referencias, o la nuestra por el rechazo a los refugiados), en el que los humanos malconviven con especies legendarias, como, por ejemplo, hadas y faunos, entre otras. También habitan en el Burgo el miedo, sobre todo a lo desconocido, la ignorancia y la intolerancia. Nada nuevo bajo el sol.

Rycroft Philostrate es un inspector que investiga una serie de ataques (el autor de los mismo ha sido apodado Jack) que tienen como objetivo a hadas. Es uno de los pocos en el cuerpo de policía que se preocupa por lo que les pase a las “criaturas” (como son llamados todos los que no son humanos, despectivamente). Philo guarda algunos secretos importantes y dolorosos. Uno de los más grandes es su amor por Vignette, a la que dejó allá, al otro lado del mar, hace siete años.

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Vignette Stonemoss vive en la Tierra de las Hadas. Es dura, valiente y trabaja arriesgando su vida (a la que tiene en poca estima) ayudando a huir del país a otras hadas como ella, de la tiranía del Pacto. Hasta que un día se ve forzada a huir ella también, con un libro y una fotografía como únicas posesiones, en un barco que una gran tormenta va a hundir, siendo ella la única superviviente. Lo primero que va a descubrir al llegar al Burgo, gracias a su mejor amiga (con la que tiene un pasado) es que Philo, el amor de su vida, y al que creía muerto, está vivo.

Pronto conoceremos a distintos personajes de la ciudad, y la (aparentemente imposible) conexión que une todas sus vidas; intrigas políticas y domésticas, racismo, relaciones extra-matrimoniales, ilegítimas, incestuosas (otra vez no, por favor), profecías, religión (no perdáis de vista las referencias a su mártir, ahorcado en vez de crucificado) asesinatos brutales, seres inimaginables, aún en este mundo nacido de la imaginación, mientras los dos protagonistas (entre Bloom y Delevigne no hay química, hay una explosión nuclear en la pantalla cada vez que se acercan) se encuentran una y otra vez, a veces fortuita, otras voluntariamente. Mientras, un misterio, aún mayor, se cierne sobre sus cabezas, y un montón de secretos van a ser revelados.

La ambientación, la música, el vestuario, la fotografía. Impecables. Simplemente imprescindible. Ya ha sido renovada para una segunda temporada. En Amazon Prime Video.

Publicado en Tribuna de Ávila