No no me estoy refiriendo a aquel programa de principios de siglo (qué raro suena eso), que presentaba Javier Sardá, junto a algunas de las caras más conocidas de la tele de la época; desde aquí un homenaje al Señor Galindo, fallecido el mismo día que Luke Perry y Keith Flint (ya sabéis que Ramsey había marcado ese fin de semana).
De la serie de la que voy a hablaros hoy es Roswell, New México, el remake de una que triunfó en USA, allá por los 90, y que viene a ser como si a Crónicas Vampíricas le quitaras los vampiros, y pusieras extraterrestres en su lugar. Con Julie Plec como productora ejecutiva, directora y guionista episódica, algunos de los protagonistas que coincidieron en pantalla con los hermanos vampiros Salvatore/Mikaelson, y un desarrollo muy similar. Incluso Paul Wesley dirige uno de los episodios.
Roswell es un pequeña ciudad fronteriza en New Mexico, donde, allá por los años cuarenta aterrizó un OVNI. Como es de esperar, el gobierno americano ha hecho todo lo posible para negarlo y ocultarlo, lo cual ha provocado que la ciudad se convierta en un destino de peregrinación de fans y frikis de todo lo relacionado con extraterrestres. Los habitantes de la ciudad son bastante escépticos, pero no van a boicotear su principal fuente de ingresos.
Han pasado diez años desde que Liz salió de Roswell, sin mirar atrás. Después del accidente de coche que provocó su hermana, en el que murieron otras dos chicas de la ciudad, no ha vuelto, ni siquiera a visitar a su padre, dueño de la cafetería (convenientemente ambientada con temática UFO), inmigrante que entró ilegalmente en el país hace muchos años, y procura mantener la cabeza baja, para (sobre todo en tiempo como los actuales) evitar ser deportado.
En su regreso al hogar, Liz va a encontrar cosas y gente que creía olvidadas. Su amiga María, su novio del colegio, Kyle, o Max, que ahora es ayudante del Sheriff, y con el que hay una química evidente. Pero hay algo que ni Liz ni nadie sabe de Max. Es un alíen. Sí, realmente una nave extraterrestre aterrizó en el desierto de New Mewico, y allí dejó tres huevos. Muchos años después aquellos huevos eclosinaron, y de ellos salieron tres niños de apariencia humana. Dos de ellos fueron adoptados por familias (humanas), y el tercero se educó en un orfanato. Los tres se las han apañado para ocultar su auténtica naturaleza, (y sus poderes), pero la llegada de Liz (de la que Max lleva enamorado toda su vida) va a poner en peligro ese secreto tan bien guardado todos estos años.
Protagonizada por Jeanine Mason (que dejó a De Luca a puntito de caramelo, para que sea el nuevo romance de Meredith Grey), Nathan Parsons (Jackson se reencuentra con una Mikaelson, concretamente con Freya o Riley Voelkel), Michael Trevino (que tampoco se libra de los Mikaelson), Tyler Blackburn (Caleb de Pequeñas Mentirosas), entre otros.
Ideal para aquellos que echan de menos aquellas series, (ojo, Julie Plec tiene mano aquí, a saber qué disgusto nos tiene preparado), pero a los que Legacies les parece demasiado infantil, cumple exactamente con lo que se espera de ella, y no es (ni mucho menos) tan mala como he leído por ahí. Se emite en HBO.
Publicado en Tribuna de Ávila