Con puño de hierro

Érase una vez un guapo heredero de una conocida y adinerada familia que salió de viaje con sus padres. Pero un desgraciado accidente los mato a todos. O eso creía todo el mundo. Porque el guapo heredero, rubio y de ojos azules, (ahora cachas y tatuado) consiguió sobrevivir al frío, y ha vivido durante años en una tierra desconocida para todo el mundo, allá por el lejano oriente, donde ha sido entrenado para convertirse en un arma letal. Y ahora ha vuelto a su ciudad natal, para acabar con una grave amenaza.

No, no estoy hablando de Oliver y Queen y su alter ego Green Arrow, sino de Danny Rand, AKA Iron Fist (ojo, no confundir con el papel adhesivo que utilizábamos los de nuestra generación para forrar los libros), el nuevo personaje de Marvel al que Netflix dedica su propia serie, antes de que él, Daredevil, Jessica Jones y Luke Cage se reúnan para formar Defenders.

La serie no ha recibido las (magníficas) mismas críticas que sus compañeras, pero, desde aquí, quiero romper una lanza a su favor. A lo mejor no ha entrado en materia con la misma rapidez que las demás, y (en un principio) no es tan oscura y violenta, aún así, (personalmente) la recomiendo.

Como os iba contando, Danny ha vuelto 15 años después de que el avión privado en el que volaba con sus padres se estrellara. Fue recogido por unos monjes que cuidaron de él en una tierra mágica, que solo es visible cada cierto tiempo, y le entrenaran para convertirse en un Iron Fist.

Un Iron Fist es el único capaz de vencer a La Mano. ¿Recordáis a La Mano? Los malos de la segunda temporada de Daredevil, muy relacionados con Elektra… Ya os va sonando, ¿a que sí? Si es que ya os he dicho que todas estas series están relacionadas entre ellas, y para que no se nos olvide, Jeri Hogarth (la abogada interpretada por Carrie-Anne Moss) y Claire Temple (la enfermera a la que da vida Rosario Dawson) participan activamente en la trama. Y a las mujeres de su vida habrá que añadir a Coleen Wing, una profesora de artes marciales, con problemas económicos.

En estas series está claro para qué se necesita a una enfermera, sobre todo una con las cualidades de esta (sólo superada por la madre de Scott en Teen Wolf), pero ¿una abogada? Pues Danny va a necesitar asistencia leal, porque cuando vuelve a New York, descalzo, sucio, y aparentemente, trastornado, nadie cree, o mejor, nadie quiere creer que sea él. Los primeros los hijos del socio de su padre, que también murió, (o no), y con los que se crió, como si fueran sus hermanos.

Claro que cuando aquel avión despegó, el tenía diez años, así que, no sólo por el cambio físico, sino porque no hay registro de sus huellas dactilares, ni hay un familiar para comparar su ADN, tiene difícil conseguir que le reconozcan. Y más aún cuando hay millones de dólares de herencia en juego.

No es tan original y sorprendente como sus hermanas mayores, pero, sí fundamental, sobre todo con lo que se nos viene encima. ¿Quién entendería Los Vengadores si no conociera la historia de Hulk?

Publicado en Tribuna de Ávila, el 01.04.2017