Rarezas televisivas

Sí. A veces veo cosas en la televisión, y no son series. Ese es el caso de los dos programas de los que os voy a hablar hoy. Son un documental y un especial musical.

Muchas veces utilizo a los propios actores como «prescriptores» de series o películas. En las redes sociales suelen hablar (y a veces se les escapa algún spoiler, todo tiene sus riesgos) de sus próximos trabajos, ponen fotos o vídeos (que semanas después ves en los medios españoles) y (casi siempre) te animan a verlos.

 

Este es el caso de Twinsters, un documental producido, entre otros, por Jenna Uskowitz, una de las protagonistas de Glee. Es sorprendente el apego que siento por algunos de los chicos que salieron de esta serie (como Jenna, Grant Gustin, Harry Shum Jr, Darren Criss, o Melissa Benoist, o el fallecido Cory Monteith, que esta semana habría cumplido treinta y cuatro años), y la manía que les sigo teniendo a otros desde el primer día (como Lea Michele o Chris Colfer).

Uskowitz nació en Corea, pero fue adoptada por una familia estadounidense cuando tenía tres meses. Es el mismo caso de (otros miles de chicas y)  Samantha Futerman, una joven actriz secundaria que ha tenido pequeños papeles en diferentes series y películas, como Memorias de una Geisha o Noche de Marcha. Samantha además protagoniza algunos cortos que tienen cierto éxito en youtube.

 

Un día recibió un mensaje, diciéndole que por favor echara un vistazo a una solicitud de amistad de Facebook que tenía que haberle llegado, enviada por una chica francesa llamada Anaïs Bordier, que la había visto en uno de sus vídeos de youtube, y (por algún motivo que pronto se conocería) estaba interesadísima en contactar con ella. Lo había intentado también por Twitter e Instagram, insistentemente, pero no lo conseguía. Samantha buscó el mensaje de Anaïs y lo encontró en su bandeja de spam. Entró en su página, y cuando vio su foto de perfil… Eran como dos gotas de agua. Intrigada, aceptó la solicitud de amistad.

Empezaron a comunicarse. Primero por mensajes de texto, y pronto por SkyP. Hablaban durante horas, se contaban sus vidas, sus gustos, sus sentimientos. Todo coincidía. Habían nacido el mismo día, en la misma ciudad (aunque en el certificado de nacimiento de ambas pusiera Seúl), además del llamativo parecido. A pesar de que en sus expedientes de adopción (de dos agencias diferentes) figuraba parto único, la única explicación es que fueran gemelas.

 

 

Cada vez más unidas, y cada vez más convencidas de ser hermanas, decidieron hacer la prueba definitiva. Un test de ADN que les confirmara si lo eran verdaderamente. (Spoiler: son gemelas idénticas). A partir de ahí comenzarán un viaje (en sentido figurado y en sentido real) para conocerse más entre ellas, y para descubrir porqué fueron separadas.

El documental, realizado por la propia Samantha y algunos de sus amigos en tiempo real (empezó el día que Sam descubrió el mensaje de Anaïs, grabando con la cámara de su propio móvil) está producido también, y entre otros, por Justin Chong (uno de los protagonistas de Noche de Marcha, y de familia coreana) o Kristin Chenoweth (la legendaria Glinda del musical de Broadway, Wicked). Lo podéis encontrar en las novedades de Netflix.

 

 

Para la segunda rareza de esta semana tendréis que trabajar un poco más, puesto que no lo emiten en ningún canal (por el momento), pero sí se puede comprar en Amazon. Se trata de Grease Live!, y es increíble.

Imaginad la película Grease, aquella que protagonizaron John Travolta y Olivia Newton-John, y que nos ha acompañado toda nuestra vida, en riguroso y completo directo. No sólo es que lo que estaba sucediendo estuviera sucediendo en ese momento, sino que, todas las canciones se estaban cantando y la música se estaba tocando. Todo ello sin trampa ni cartón. Y con público. Una gran producción de Broadway directa a las pantallas.

 

Protagonizada por Julianne Hough (actriz y, sobre todo, bailarina no muy conocida en nuestro país), como Sandy y Aaron Tveit (al que se conoce por series como Gossip Girl o Graceland) como Danny Zuko, cuenta con el debut interpretativo de Carly Rae Jepsen (la chica del Call Me Maybe) como Frenchy y con la Frenchy original (Didy Conn) como encargada de la cafetería donde todos van.

Hay otras apariciones especiales, como los Boyz II Men en el papel de ángeles consejeros, Joe Jonas de cantante en la banda que toca en el baile, Mario Lopez de presentador de la gala, y otros muchos, como Barry Pearl, el Doody de la película de 1978.

 

 

He dejado para el final a Vanessa Hudgens (la chica de High School), en el papel de Rizzo, que no solo ha demostrado haber crecido como actriz, sino ser una profesional como la copa de un pino. Su padre (enfermo de cáncer desde hacía tiempo) falleció, maniobras del destino, el día antes del que la gran producción iba a tener lugar. Y Hudgens, no sólo decidió no dejar tirados a sus compañeros y tantos meses de ensayos, sino que realizó una grandísima interpretación alabada por todos, público y crítica, por igual. Cabe destacar que la productora decidió dedicar el programa a su padre, en los títulos de crédito finales.

Pero no dejéis que os lo cuente. Tenéis que verlo. La ágil realización entre los diferentes platós, la música en vivo, las canciones de toda la vida (y alguna más que no gustó a todo el mundo, pero de qué sirve tener a la cantautora de moda si no), las coreografías, la transformación del coche y la carrera, y otros detalles.  Para mi gusto, una de las producciones más increíbles que he visto. Gracias Fox.

 

 

Y para que seáis conscientes de la enormidad del proyecto, os he dejado el vídeo inicial de la gala, con una presentación de los estudios, los platós interiores y exteriores (también coincidió con El Niño, y llovía a cántaros), los cochecitos de golf en los que se movían de un lado a otro (el directo no espera a nadie), los actores y el equipo, en un único plano secuencia con la impresionante actuación de Jessie J cantando la famosa apertura. Grease is the Word. Después de verla, estoy segura de que vais a querer más.

 

Buen fin de semana.

Publicado en Tribuna de Ávila