Donde los árboles cantan, de Laura Gallego

Viana es una doncella de la corte del Rey de Nortia, hija del duque de Rocagrís. Educada para ser una gran dama y prometida (por amor y conveniencia) al joven Robian de Castelmar desde niños. Todo está preparado para un futuro feliz, de cuento de hadas.

La noche del solsticio de invierno, que se celebra con todos los fastos en la corte de Nortia, y en la que Robian acaba de ser nombrado caballero, se reciben dos visitas inesperadas. Oki el misterioso Juglar, que esta noche les contará la leyenda de un joven que fue a buscar la Fuente de la Eterna Juventud, allí donde los árboles cantan, en el Gran Bosque, ese que se encuentra en los límites de Nortia, y al que nadie se ha atrevido nunca a entrar.

La otra visita es la de un antiguo caballero del que poco se sabe, y al que todos conocen por Lobo, que se presenta con malas noticias. Los bárbaros se proponen invadir el país. Y están ya en la frontera.

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El rey no puede creer que la invasión vaya a ser tan inmediata, en vísperas de las nieves del invierno, por lo que decide esperar, organizar el ejército durante los meses de frío, y enfrentar al invasor en primavera. Pero para entonces los bárbaros ocupan ya gran parte de Nortia. La guerra está perdida.

Así, Viana se va a encontrar con un futuro que nada tenía que ver con aquel tan feliz que tenía programado. A partir de ahora se tendrá que enfrentar a más aventuras de las que una doncella de su edad y condición hubiera podido nunca imaginar. Muertes, huídas, luchas y enfrentamientos con los bárbaros. Pero en su cabeza sigue aquella leyenda, la de la Fuente de la Eterna Juventud…

¿Será suficientemente valiente como para ser la primera en ir a buscarla?