Todo queda en familia

De vez en cuando hay que volver a la cruda realidad. No se puede vivir siempre de superhéroes y romances sobrenaturales. Aunque si por mi fuera, ya sabéis ¿no? Y si se trata de buscar una serie completamente opuesta a lo habitual, creo que esta es bastante adecuada.

A Joshua le queda poco de adolescencia, pero, aún así, habrá de madurar del todo, de golpe y porrazo, cuando, su madre muere de una sobredosis de heroína, en el sofá de su salón.Y, aunque por poco, aún es menor de edad, así que tendrá que irse a vivir a casa de su nueva tutora: su abuela materna.

Todo sería normal, si no fuera porque la buena mujer, no es una ancianita de pelo blanco y bastón, sino la (operadísima) matriarca de una banda criminal, que forma junto a sus tres hijos, ninguno de los cuales se fía mucho del pobre J, que no deja de ser un niño, asustado. Baz es, aparentemente, el más centrado. Está casado y es padre, e intenta ser el líder del grupo. Craiges violento, mujeriego y poco control sobre sus adicciones. Deran tiene un serio problema: su familia no puede saber, por nada del mundo, que él, en realidad, es gay.

El hogar familiar es un chalet con piscina y todo tipo de vehículos de motor, en la que, siempre se está de fiesta, con mujeres con poca ropa, (o ninguna), alcohol y muchas drogas, y aunque, en realidad todos tienen la suya propia, la verdad es que pasan más tiempo en casa de Smurf (sí, la abuela se llama “Pitufa”) que en ningún sitio.

Una cosa está clara, si Joshua quiere vivir en esta casa, va a tener que pagarse la estancia trabajando. Pero, claro, no se trata de que se busque un empleo como recoge-vasos o repartiendo periódicos. Tendrá que ayudar en el negocio familiar, quiera o no. Y más desde que su tío Pope, el mellizo de su madre, con un serio problema psiquiátrico, que se niega a admitir, y mucho menos, tratar, y que acaba de salir de la cárcel inesperadamente, haya llegado a casa y le haya encontrado usando, precisamente, su habitación.

La serie está basada en la película australiana del mismo nombre, por la que Jacki Weaver ganó el Oscar en su papel de Smurf, y que contó, entre otros, con Sullivan Stapleton (el protagonista de Blindspot) como Craig, papel que en la serie está a cargo de Ben Robson (uno de los amantes de Lagertha en Vikingos). Ellen Barkin, que está estupenda gracias a la naturaleza y los cirujanos, es nuestra Smurf.

He de decir que a los protagonistas les encanta (y tienen motivos para ello) pasearse sin camiseta, (e incluso, en ocasiones, sin pantalones). Al final no me he desviado tanto de mi pauta habitual. Hasta ahora se han emitido tres temporadas, y hay confirmada una cuarta. Se ve en Movistar Series.