Los canales de televisión, las distribuidoras de cine, las compañías discográficas o las editoriales tienen series, películas, discos o libros en los que invierten un mayor esfuerzo, son los objetivos prioritarios. Cuando comienzan con la promoción de alguno de ellos, hacen un especial trabajo de marketing y publicidad. Una de las herramientas a su alcance es hacer que los periodistas, columnistas (y, de un tiempo a esta parte, bloggers) se fijen en su producto concreto, que destaque de entre un mar de nuevas series, películas, discos y libros.
Me explico: El canal SyFy, concretamente, es conocido por enviar a los prescriptores y columnistas de los que hablaba, un roscón de Reyes, en nombre de su serie de cabecera cada año. Este siete de enero (justo el día que había dicho que empezaría la dieta), cuando llegué a casa del trabajo, me encontré en la cocina una enorme caja, que contenía mi (primer) roscón, enviado por el canal. Aunque no hubiera estado interesada en la serie (que lo estaba), esto sin duda habría llamado mi atención. La sudadera (y la bolsa que sorteé en redes sociales) de la Universidad de Brakebills, me terminaron de convencer. Eso, y que entre la lista de productores y directores de la serie se encontraran Sera Gamble y Guy Norman Bee (ambos de Supernatural, serie por la que tengo auténtica debilidad).
Pero vamos a lo que os importa, que me pierdo en anécdotas y batallitas. Imaginad que los chicos de Harry Potter (ya en edad universitaria) y el mundo de Narnia se encontraran en el New York de nuestros días. Y es que la escena inicial del decano de la universidad reuniéndose con una mujer, en la que hablan de un joven que han mantenido oculto y que desconoce su potencial, es de un paralelismo inequívoco con aquella entre Dumbledore y McGonagall en la puerta de la casa de los Dursley.
Después intuiremos (más que realmente saber) que están hablando de Quentin Coldwater (o a lo mejor no). Quentin es un chico tirando a raro, empezando por su físico (qué ganas de coger unas tijeras y cortarle el pelo). Él siente que no encaja en el mundo “real”, y, de hecho se encuentra en tratamiento psiquiátrico. Es un friki obsesionado con la magia (no sólo de salón) y con una colección de libros, en la que se cuenta la historia de unos hermanos que desaparecieron y viajaron a un mundo mágico a través de un espejo. La única que le entiende (o al menos, le entendía cuando eran más jóvenes) es su amiga Julia, aunque ésta ya ha dejado de creer en la magia, se ha echado novio (uno que no es Quentin), y está haciendo todo lo posible por ingresar en una universidad de la Ivy League.
Claro que cuando Julia y Quentin se ven transportados (por caminos separados) al campus de la Brakebills University (que nadie conoce), junto a otros muchos jóvenes, (también tirando a raros) a pasar el examen más importante de su vida, todo va a cambiar. ¿Qué pasará? Hasta ahora sólo hemos visto un episodio, habrá que estar atentos a esta nueva serie, la noche de los miércoles.
Y hablando de series nuevas y de magia. Me he enganchado a una más (no me da la vida; actualmente veo entre quince y veinte series semanales). Las Crónicas de Shannara, otra de las apuestas fuertes de esta temporada, esta vez del canal TNT.
Protagonizada por Austin Butler (cotilleo, es el novio de Vanessa Hudgens, que esta semana ha arrasado en la impresionante y recomendable versión en vivo de Grease), Poppy Drayton, la española Ivana Baquero y (el súper atractivo) Manu Bennet, vuelve a transportarnos a un mundo (post apocalíptico) en el que conviven (no demasiado pacíficamente) humanos, elfos, enanos, gnomos y trolls, y a los que se van a unir unos cuantos demonios, tantos como hojas pierda el Ellcrys, el árbol mágico que un grupo de jóvenes elfos elegidos ha de cuidar y proteger. Y esto es solo el principio.
Grandes aventuras, preciosos paisajes, (otra vez el rodaje ha tenido lugar en Nueva Zelanda), jóvenes actores junto a nombres más conocidos… Tiene todos los ingredientes para que los amantes del género la disfruten. Se emite los jueves en TNT.
Un último apunte, ambas series están basadas en sendas colecciones de libros, escritos por Lev Grossman y Terry Brooks, respectivamente. (Y no, no los he leído. Nadie es perfecto).
He intentado no enrollarme tanto como otras veces en el post de esta semana, (hablar de series de las que apenas hemos visto un par de capítulos ayuda) así que voy a aprovechar y seguir el consejo que me dio el otro día una amiga: si os ha gustado este u otro de los temas de los que os hablo en el blog, no os cortéis, compartidlo con vuestros amigos en redes sociales. Tenéis los iconos en esta misma página.
Que paséis una semana mágica.
Publicado en Tribuna de Ávila