Cine musical para reír o llorar

Si la semana pasada hablaba de una serie, el post de esta he querido dedicarlo a dos películas musicales. Completamente distintas, de diferentes épocas y temáticas. Una te hará llorar y la otra te hará reír. Depende de tu estado de ánimo. ¿Qué te apetece más?

En estos días se está celebrando el vigésimo aniversario de Rent (la obra de teatro), con una reunión de su cast original, el que la estrenó en el escenario de Nueva York. Rent posiblemente no sea tan conocida en nuestro país como Cats o El Fantasma de la Ópera, pero puede presumir de ser una de las obras que más tiempo ha permanecido en cartel en Broadway (nada menos que doce años) y, además, de haber ganado cuatro premios Drama Desk, tres Tony y un Pulitzer.

No tuve la suerte de ver la representación original, (qué mas quisiera yo) ni siquiera la versión que llegó a Barcelona (procuro evitar las adaptaciones de musicales al español.) Así que  he tenido que conformarme con la película, (no es mal consuelo) que tiene fama de estar muy bien adaptada. Producida por Chris Columbus y Robert de Niro, el autor de la obra, Jonathan Larson, no pudo disfrutar de ninguno de los éxitos cosechados, ya que murió la noche antes del estreno off-Broadway.

Un dato curioso para los amantes de las series es que, en una misma película, están reunidos el doctor Sam Bennet (Sin cita previa), Shelby Corcoran (Glee), Claire Temple (Daredevil) y el detective Joe West (The Flash.) Antony Rapp, Adam Pascal, Jesse L. Martin, Wilson Jermaine Heredia, Idina Menzel y Taye Diggs formaron parte del cast en la representación teatral y en la película. A ellos se unieron Rosario Dawson y Tracie Thoms.

Rent es un drama basado en La Bohème de Puccini, en el que se cuenta un año en la vida de un grupo de amigos que viven, (o sobreviven) en el East Village neoyorkino, buscando su futuro como compositores, cineastas, bailarines o performers.

Hablamos del New York de finales de los 80. Uno de los protagonistas de aquella década fue, sin duda, el SIDA, que vive entre ellos como un miembro más de la pandilla (algunos de ellos están  infectados, en un estado más o menos avanzado.)

Mark y Roger (cuya novia murió por culpa de las drogas) son compañeros de piso; viven en un loft y no pagan renta porque su antiguo compañero, Benjamin, ha convencido al propietario (su suegro) para que les deje vivir allí. Mimi es la vecina de abajo, baila en un club, y tiene un serio problema de adición. Maureen es la ex-novia de Mark, al que acaba de dejar por una mujer, Joanne. Tom también vivió en el loft. Una noche es víctima de un atraco y el único que acudirá en su ayuda es Angel, un travesti que ya sabe que el VIH no le va a perdonar mucho más tiempo. Todos ellos tendrán, durante 525.600 minutos, que lidiar con la vida, la muerte, el amor y el dinero, e intentar tener un futuro.

Gran banda sonora, no hace falta que lo diga. Podéis encontrarla en DVD, y en algún canal de cine, donde la programan muy de vez en cuando.

Pitch Perfect (o Dando la Nota, en su ridículo título español) no ganó premios por su calidad cinematográfica, pero sí algunos por la musical (incluido un American Music Award) y, definitvamente, por ser una favorita del público, sobre todo del más joven (un MTV Movie Award y cuatro Teen Choice Awards lo atestiguan).

Adaptada de un libro que dejé a medias hace tiempo, en esta divertidísima película vamos a conocer a dos competitivos grupos de coros universitarios a capella (os juro que existen, yo misma fui testigo de una competición extraoficial en el campus de Princeton hace años, en esa época en que aún viajaba.) Uno está compuesto solo de chicos, son los Treblemakers; el otro solo de chicas, las Barden Bellas. Los dos pertenecen a la misma universidad (ficticia) y son máximos rivales. Los primeros ganaron la última competición nacional. Las otras… Hicieron él ridículo en una de las (pocas) escenas escatológicas del cine que mi delicado estómago ha podido soportar.

Pero este es un nuevo curso, y hay caras nuevas en los dos bandos. Al equipo de los chicos (capitaneados por Bumper, al que interpreta Adam DeVine) se van a incorporar  dos o tres novatos como Benji, un friki muy  friki, que sueña con ser mago, y Jesse, un amante del cine (especialmente de los ochenta) que espera convertirse en compositor de bandas sonoras y la única persona normal de todo el campus.

Nadie quiere formar parte de las Barden Bellas después de lo sucedido en la última final. Así que Aubrey y Chloe, las dos únicas que quedan, habrán de rebajar su exigencias, si quieren volver a participar en un campeonato. Esa es la razón de que admitan a un puñado de chicas que nunca habrían pasado el primer corte en tiempos pasados, entre ellas,  «Fat» Amy (interpretada por Rebel Wilson) que se llama gorda a sí misma para evitar que se lo llamen a sus espaldas y Beca, la rebelde, siempre sola y siempre de mal humor, que va a la universidad porque su padre es profesor allí, pero que lo que quiere es ser DJ. Y además es buena.

Aunque está prohibida la confraternización (que te pillen con un Treblemaker es motivo para que te echen de las Bellas) Jesse (Skylar Astin) y Becca (Anna Kendrik, que, a pesar de su nominación al Oscar en Up in the Air, para mi siempre será la amiga de Crepúsculo) van a entablar amistad, (ambos acaban trabajando en la radio del campus) algo que hará que, poco a poco, Becca vaya abriéndose a los demás, incluidas sus compañeras de equipo. A pesar de que no todas la aceptan por igual. Y es que ella representa la rebeldía en un grupo excesivamente tradicional y conservador.

Nunca imaginaríais que la música hecha sin instrumentos (canciones muy conocidas por todos) podría sonar tan bien (la BSO de esta película suena en mi iPod en loop).

Fue tal la repercusión de esta película, que cuando se anunció una segunda parte, todos los fans nos sentimos ilusionados. Hace unos meses se estrenó, dirigida por Elizabeth Banks (la Effie de Los Juegos del Hambre, que tiene un papel secundario memorable en la primera, y, bueno, también participa en la segunda). Sosa, sosa. Ni la historia es tan divertida, ni las canciones son tan buenas, ni los personajes están tan bien interpretados. Y hay anunciada una tercera parte. Esperemos que la cosa no empeore.

Mientras, podéis comprarlas en DVD, o aprovechar que están emitiendo la segunda en Canal + Estrenos estos días. Si os gusta el género, Dando la Nota es una película imprescindible.

Un cotilleo: Skylar Astin y Anna Camp, que se conocieron en el rodaje, han anunciado hace unos días (a través de Instagram, claro) que se han prometido.

Fe de erratas: La nueva serie de Ryan Murphy de la que hablaba la pasada semana se llama Scream Queens (y no Screaming Queens como me empeñé en llamarla.) Cuando me di cuenta de mi error ya había enviado el post a Tribuna, y bastante trabajo tienen ya los que se encargan de maquetar este blog, como para andar corrigiendo errores. Procuraré que no vuelva a suceder.

Publicado en Tribuna de Ávila