Where Do Broken Hearts Go

Uno de los mejores recuerdos de mi época en una discográfica es con la gran Whitney Houston, hace exactamente catorce años.

Fue un trabajo duro. Sólo la podíamos tener un sábado, durante unas horas. El programa de mayor audiencia de la época, el que llevaba años pidiéndola era Sorpresa, sorpresa, ¿Lo recordáis? Giorgio Aresu, que no era tonto, decidió hacer uan excepción y grabar esa parte del programa por única vez.

Los preparativos fueron complicados. La lista de solicitudes para el camerino incluía cosas tan raras como schnapps de manzana, y otras que sólo se podían encontrar en Taste of America.

Pedía dos horas de maquillaje, aunque luego estaba lista en treinta minutos. En su día llegamos a la conclusión de que pedía siempre tanto tiempo, por si había algún moratón que cubrir. Ese día estaba limpia

Toda la compañía estaba allí, la plana mayor al completo. Incluído nuestro presidente, al que prácticamente nos faltaba hacer una reverencia cada vez que lo veíamos, y al que ella saludo con un par de palmaditas en la espalda y un hola según pasó por su lado al cruzarse con él en un pasillo.

La sorpresa era muy sencilla. Le habían dicho a la niña que ganó Lluvia de estrellas imitándola que tenía que hacer un casting, en el plató del programa, porque era el único disponible. Mientras la niña cantaba, un foco enfocaría a Whitney, que estaría sentada mirándola. Nadie hubiera osado pedirle más.

Fue ella, la que consideró que aquello no era suficiente. Ella la que dijo que lo que tenía que hacer era salir a cantar con la niña.

Y así se hizo. La niña continuó cantando a pesar de todo. Impresionante su sangre fría. Allí lloró todo el mundo incluso Concha Velasco (con todos sus vinilos, lista para que se los firmara). Por supuesto yo también lloré.

Luego cantó el single que promocionaba en aquel tiempo (puede que fuera I learned it from the best) y se fue. Allí quedó el camerino lleno de productos americanos, que supongo que aprovecharía la gente de producción y un grato recuerdo para muchos.

Cuando leí la noticia de su muerte rompí a llorar sin poderlo evitar. Se nos fue otra grande.

Te echamos de menos, Whitney.