Una de cal y otra de arena

Continúa la fiesta de series basadas en cómics. Esta temporada, de momento, tenemos dos nuevas, basadas en sagas Marvel, y no podrían ser más diferentes entre sí.

Una de ellas en Marvel Inhumans (Movistar series). Está producida por la ABC, y para describirla, podría usar una única palabra: mala. Para qué andarse con eufemismos, no merece la pena. Es básicamente mala. Protagonistas sobreactuados, mala producción, pelucas dignas de Crepúsculo, peluches animados, una trama aburrida, vamos, no le falta un detalle.

A los Inhumanos (nada que ver con el grupo de los ochenta), los conocimos en Agentes de Shield, pero aquí nos los han presentado como una colonia que vive en un pequeño país en la Luna, bajo el reinado de Black Bolt y Medusa.

Black Bolt no puede, o, mejor dicho, no debe hablar, puesto que su voz puede matar a cualquiera. Es así como, accidentalmente mató a sus padres, dejando huérfanos a su hermano Maximus (Iwan Rheon, parece estar esperando continuamente que un perro hambriento aparezca a buscarle), que ha resultado ser un simple humano sin poderes, y a él mismo.

Black Bolt está casado con Medusa, cuyo poder reside en su larga melena. Medusa también tiene una hermana, Crystal, que puede congelar lo que desee, y cuya mascota es un carlino gigante, con capacidad para teletransportarse a si mismo, y a aquellos que le acompañen, y pocas luces. Cuando Maximus da un golpe de estado, la corte al completo se verá obligada a huir a la Tierra, aunque todos vayan a acabar en distintos puntos de una isla hawaiiana (ya quisiera yo poderme esconder así), desde donde deberán intentar volver, sanos y salvos, a su hogar.

Y no voy a contaros mucho más de esta serie, porque supongo que (después del primer episodio doble), solo la verán los muy fans, que saben mucho más de estos personajes que yo.

La otra serie Marvel de la temporada es The Gifted, Los Elegidos en españa, (se estrena en Fox el día 23 de octubre), y tiene todo lo que la primera no tiene. Protagonizada por Stephen Moyer (el vampiro de True Blood), como Reed un padre de familia que trabaja como acusador en un cuerpo de fuerzas especiales que persigue a los mutantes, una vez que los X-men han “desaparecido” de la faz de la tierra, mientras, un grupo clandestino de mutantes intenta reunir y proteger a cuantos congéneres encuentran.

Todo tendrá otro sentido para él cuando Reed descubra que sus dos hijos son mutantes. Y muy poderosos. De repente se encontrará perseguido por aquellos con los que, hasta ahora, trabajaba, intentando huir a algún sitio donde nadie le conozca, y donde su familia no corra peligro. E, irónicamente, va a necesitar la ayuda de esos que antes creía sus enemigos. Todo depende del color del cristal con que se mira.

Muy recomendable para fans de estas series. Con cameo de Stan Lee incluido.

Publicado en Tribuna de Ávila