Cuando leí el primero de los libros de esta saga pensé en otro del que os hablé en su día, La traición de Natalie Hargrove. Revisando apuntes resulta ser de la misma aurota, Lauren Kate.
No lo entiendo. Los adolescentes en ocasiones pecan de exceso de pasotisomo, indolencia, y ombliguismo. Pero los que describe esta escritora me parecen totalmente falsos.
Así que de no haber sido por la historia de amor apasionada entre Luce y Daniel, no habría sido capaz de seguir adelante, con una historia de personajes tan artificiales. Los padres de Luce, la relación con los compañeros, la estupidez de la protagonista.
Sin embargo, en cuanto hay un romance imposible, me tienen ganada.
Luce es una chica sureña (cómo no, aparentemente) normal que estudia becada en un importante instituto. Pero desde pequeña se ha visto acosada por unas oscuras sombras que la persiguen. De niña se lo contó a sus padres, y estos la llevaron a terapia. Eso la convenció de no volver a hablar de esas sombras con nadie; total, nadie la va a creer.
Así que cuando las sombras y ella se ven envueltas en un incendio en el que muere el chico con el que acababa de empezar a salir, todo resulta muy sospechoso, y acaban por enviarla a un reformatorio.
Lo más sorprendente de todo es que una chica inteligente del Siglo XXI no termina de entender que los alumnos de un reformatorio no están allí por su buen comportamiento, precisamente, y se mete de cabeza en algunos líos de esos que según estás leyendo piensas: «No lo va a hacer, ¿verdad?»
Pero claro, es que los líos implican, no uno, si no dos chicos guapísimos, y, por supuesto, misteriosos, muy misteriosos…
La saga consta de cinco libros, y sorprendentemente, según avanza la historia, y Luce va sabiendo más cosas, más tonta se vuelve, y más inverosímil resulta todo. Y no por los personajes fantásticos, si no por los, presuntamente, realistas.